Fin de año no es
exactamente una fecha espiritual o cósmica, en el sentido de que no está en
acuerdo a ningún ciclo de la naturaleza, como las estaciones o los sistemas
astrológicos que son regidos por el movimiento de los astros.
Que el año nuevo
se inicie el primero de enero fue una decisión de los tiempos del Imperio
Romano, por Julio César, cuando fue creado el calendario Juliano. Antes de los cambios introducidos por Julio César,
el calendario romano empezaba el primer día de marzo. Como en enero los cónsules de la antigua Roma asumían el
gobierno, se cambio el inicio del año para el primero de enero, lo que fue
mantenido posteriormente en el calendario gregoriano.
Vivimos desde
entonces de acuerdo a calendarios (tiempos)
políticos y no naturales. Podemos entender que esto contribuye con la
desconexión de nuestra cultura con la naturaleza y en consecuencia toda la
destrucción y violencia contra la vida. Por eso muchas personas piden la vuelta
de los calendarios basados en los ritmos cósmicos.
Aun no es una
realidad, pero en nuestro día a día podemos buscar este conocimiento y tratar
vivir de acuerdo con el flujo natural de la vida, lo que nos ayuda a sentirnos
en harmonía, tener más vitalidad y salud.
Año Nuevo no es
una fecha natural, pero si profundamente marcada en nosotros culturalmente como
un momento de inicio y así lo podemos aprovechar. Es un momento en el cual el
ambiente queda más ligero debido a las celebraciones, cuando nos damos permiso
para salir de nuestros papeles habituales, tener vacaciones, o sea, estar un
poco más libres.
Dios Jano |
En el Imperio
Romano el primero de enero era dedicado al dios Jano, dios de los portales, quien tendría dos rostros, uno que mira hacia
adelante (futuro) y otro hacia atrás
(pasado). Así nos encontramos en Año Nuevo, revisando el año que paso y proyectando el año que se
inicia.
Y esa es la primera recomendación: revisar y
proyectar!
¿Cómo?
El día 30 y 31 podemos hacer una gran limpieza en nuestra vida,
interna y externamente, ya que son las dos caras de la misma moneda. Podemos
dedicarnos a limpiar nuestra casa, vaciar nuestros cajones y armario de aquello
que no necesitamos, lavar todo lo que está sucio, reciclar o echar fuera lo que
está roto. Podemos extender esta revisión a nuestro interior, y sin culpas ni
juicios destructivos, evaluar nuestras acciones y estados emocionales durante
el año que pasó. ¿Amé tanto cuanto podría? ¿Me permití? ¿Tomé decisiones por
miedo (al rechazo, a la pérdida, al castigo) o por amor (a mi, a la vida, a los
otros) ¿Hice lo que vibraba en mi? Me acomodé? ¿Fui una víctima o dueña de mi
durante el año?¿A cuántas personas herí
juzgando y criticando? ¿Acepté la vida, a mí y las personas como se presentaron? Reviso y acepto amorosamente todo lo
ocurrido, pero con el ojo de la consciencia
abierto para ver como fui durante el año,
no como fue el año.
En algunas tradiciones se dice que antes del
Año Nuevo debe limpiarse todo el polvo de la casa, para que nada viejo llegue
al nuevo año….también en ese día se limpian las cenizas de los inciensos que
fueron quemados todo el año.
Ya el día primero del año debemos mirar
hacia adelante! O sea, planear, crear, festejar, nutrir lo que vendrá. No
significa hacer listas rígidas de objetivos, pero podemos escribir nuestras
listas de intenciones. Algunas personas lo hacen de forma muy artística,
creando su collage con las imágenes de su futuro. Podemos también esculpirlo, bailarlo,
pintarlo, cantarlo. A través del arte podemos unir el movimiento, las emociones
y la consciencia, focalizados en un objetivo, así como en los rituales. Podemos
también orar, que es un estado superior de consciencia en el cual el corazón se
abre como una flor. No es un estado en el cual exigimos o negociamos con un
Dios de barbas, si no que es un instante en el cual aceptamos la gracia de la
vida así como ella es…y la gracia entonces se puede manifestar…
Por muchos años
el día primero me escribía una carta a mi misma con las intenciones para el año
y la mantenía cerrada y olvidada hasta
el día 31 de diciembre, cuando la leía. Siempre me causaba mucha emoción
recordar cómo había empezado el año. A veces había alcanzado mucho más de lo
que imaginaba. Otras veces la vida me había llevado por caminos totalmente
inesperados.
También es el
primer día del año cuando consulto el IChing o el tarot. Aunque ambos son sistemas en continuo cambio,
sé que en ese momento tiene un mensaje transcendente.
En las
tradiciones esotéricas cuando un ciclo se inicia la manera en la cual lo vivimos marca todo el
ciclo. Cómo despertamos y lo que hacemos temprano por la mañana marca todo el
día. Cuando es nuestro cumpleaños, así como lo celebramos crea una influencia
para todo el año. Cuando completamos ciclos de 11 años, la forma que vivimos
ese año se refleja en los próximos once años. De la misma manera así como
pasamos nuestro primer día del año tiene su reflejo en nuestro año. No recomiendo pasar el día borracho. Ni
comiendo hasta hacerse daño. Tampoco
deprimido en algún lugar oscuro………………ni durmiendo agotado por las fiestas……
Buenas formas de
pasar este día pueden ser: estar con personas queridas, estar en la naturaleza,
cuidarse y darse gustos durante el día, cuidar amorosamente a personas que
necesiten, liderar, meditar, tener un día muy sano y vital, darse un día
abundante, lujoso, atreverse a hacer algo nuevo que quieres introducir en tu
vida…… Cada uno escoge de acuerdo al estilo de vida que quiere llevar en 2014,
aquel que vibra consigo.
Si quieres ir más
allá en tu ritual de inicio de año entonces puedes tomar los doce primeros días
de enero como los doce meses del año y
cada uno de esos doce días vivirlos de la mejor manera. De esa manera creas aun
con más intención un buen año para ti.
También puedes anotar los hechos que ocurren en esos doces días, pues
pueden ser señales de lo que ocurrirá en ese mes.
El día 31 miramos
para atrás, el día primero miramos para adelante y a media noche estamos en el
presente absoluto. Viviendo aquello que se presente, con simplicidad. Feliz Año
Nuevo!
by Maria Soledad